¿Quién es más exitoso dentro de los Pells?

Esta vez no se trata de una guerra de vanidades por parte del grupo actoral. Al contrario, nada más lejos de esta realidad. Como ya le sucedió con Dori Media Group cuando puso en pantalla “Lalola”, en esta oportunidad, Sebastián Ortega tiene duros encontronazos con el director artístico de Telefe, Claudio Villarruel.

Vamos a intentar ser lo más claros posibles: en Telefe no toleran la idea de tener en pantalla producciones ajenas. Ellos quieren ser amos y señores de los contenidos de la emisora con capitales españoles, por eso crearon el sello distintivo de Telefe Contenidos, latiguillo que usan bastante seguido cuando quieren promocionar un programa.

Sin embargo, hacia fines del año pasado, con un ascendente segundo semestre pero con un mes definitivo para llevarse el año, diciembre, Villarruel tuvo que salir a suplir los huecos que tenía en el prime time, con la sola mirada en un fin de año plagado de definiciones en los ciclos de su ex amigo Marcelo Tinelli.

Las opciones eran muy pocas, yo diría que sólo una. El único formato que flotaba en la nebulosa televisiva y que nadie recogía a excepción de América era el envío creado por Sebastián Ortega y Pablo Culell. Sin la estelaridad de Florencia de la Ve, el programador del canal de las pelotitas no tuvo más remedio que coproducir junto con Endemol y Underground. El éxito no fue esquivo y ahí comenzaron a suscitarse los problemas, tal como había pasado con “Lalola” que fue ideada por el hijo de Palito y llevada al mundo por Dori Media Group.

Es, básicamente, un quién la tiene más larga y quién es el que se hace responsable del éxito. Por eso, son muy pocos los que cuentan la feroz interna que protagonizan Villarruel y Ortega, de hecho se estima que entre ellos ya no hay diálogo alguno. Es más, el pope de la empresa de San Cristóbal quiere prolongar la trama y el rebelde hombre de los tatuajes quiere ponerle punto final a fines de abril.

Dicen que es obvio el malestar de Claudio cuando encuentra en algún medio una entrevista de Sebastián; no admite la idea de que éste se lleve la chapa de campeón y que él sólo quede como un simple mediador. Villarruel es monologuista, discursivo, hombre de premios que siempre ponderó su imagen de intelectual. Pero esta vez no pudo y le pegaron en su plato fuerte: la ficción.

Sólo resta esperar cómo termina esta novelita de pasillo. Lo que sí está claro, y no a simple vista, que las grietas en la relación son bastante profundas y no existe permeabilizante que logre parar el flujo de agua que cae del techo. Querían noticias, ahora ya las tienen.