Que somos nuestra propia pesadilla, que hemos convertido al mundo en una condena. Que el hombre desterró sueños para intentar dormir y en el camino se olvidó de descansar. Que para dormir hay que contar bambis, y después levantarse y tratar de encontrar uno. Ideas como ésa rondaron a Mex Urtizberea hasta inspirarle “Laboratorios Dormevú”, su última aventura televisiva, que comenzó el lunes pasado por Canal 7 (en Mendoza se ve en el 11).
Mex volvió a la medianoche, con un programa para insomnes como él y un recetario para perder la fe en las fórmulas mágicas que prometen hacernos dormir.
–¿Por qué cuesta tanto dormirse?
–El mundo no puede dormir por cómo lo ha conformado esta globalización, este sistema que nos tiene a todos agarrados del culo. La gente trabaja cada vez más horas y duerme menos; todos estamos más exprimidos. No hay momento de relajación.
–¿Qué hace Laboratorios Dormevú para solucionar el problema?
–El laboratorio aprovecha todo esto para tener al mundo adormecido y sin reacción, totalmente dócil y manipulable. Quiere que todo el mundo esté drogado, alcoholizado o corrido, porque ya nadie se aguanta este sistema.
El hombre no se aguanta a sí mismo. A cualquier tipo que no puede dormir, lo agarra un médico y enseguida le calza un Valium, y se hace adicto porque es la única forma de dormir bien. Y sonó, lo agarró la medicina, los laboratorios, este inmenso negocio mundial para manipular a la población. Es una ficción tremenda, pero con algo de cierto en el fondo.
–¿Cuál es entonces la manera más sana de recuperar el sueño?
–Contar bambis, y también tener la suerte de algún día poder dormir con alguno de ellos.
–¿Alguna vez tomaste algo para dormir?
–Sí, toda la vida, pero hace siete meses que no tomo más nada. Fue una decisión que tomé en un segundo. Tenía miedo de que si dejaba de tomar después no iba a poder existir, pero no pasó nada. Ahora me baño más en la pileta, hago cosas para relajarme. También puede que ayude el que sea más grande. Ahora sé que todo va a resultar de una manera y nunca como uno lo piensa.
–Dejaste de buscar el control
–Claro, es esa cosa muy de prevenir la que no te deja dormir, y después uno se da cuenta de que todo termina siempre siendo otra cosa. Pero el tema de la prevención es una pasión, una energía inútil que uno le dedica a todo y ahí empieza la locura ésta. Tomé psicofármacos por 30 años, pero es algo que se volvió muy común, salió de la clase media, de la psicología. Enseguida te recetaban algo para dormir, es siniestro. Lo extraño es que está todo dentro de la legalidad.
–¿La medianoche ayuda a los programas de humor? ¿Por qué hay tantos en el mismo horario?
–Porque es el momento en que uno se va a dormir y quiere olvidarse del país y el mundo.
–¿Cómo se te ocurrió el tema del programa?
–Es un género que me gusta, pero la idea salió de una conversación con Pedro Saborido (Peter Capusotto y sus videos), en casa mientras nos tomábamos unos mates. Le dije que no quería hacer un late night. Me gusta poder entrevistar a alguien, hacer música y humor.
Entonces me sugirió que hiciera un programa como de servicios para la gente que no puede dormir. Ahí se me ocurrió esto de los laboratorios y los psicofármacos, de todas las obras que hace Dormevú para la comunidad, que son siniestras. Me gustó el tema y entré por ahí.
–¿Te aburrió la mañana? ¿No volverías con otro magazine al estilo “Mañana vemos”?
–Me ofrecieron hacer el programa de la mañana, pero estaba cansado, no lo quería hacer más. “Mañana vemos” fue armado a pedido del canal y salió eso. Esta vez tenía ganas de armar algo más a mi gusto. Me propusieron la medianoche y ahí empecé a pensar.
“En el programa están también algunos de los personajes de Mañana vemos, como Américo Dupont (a cargo de Marcelo Chirinos) y la doctora Susana Lamedi (Marina Belloti), pero ahora en otra función, como representantes de Laboratorios Dormevú.
“También hay una vocera que trata de explicar las fallas y problemas de algunas partidas, que parece que han dejado ciegas a muchas personas y a otras con muchos problemas para levantar los brazos”, cuenta Mex.
A él le toca el rol de maestro de ceremonias, de entrevistador y demiurgo en el caos que propicia. Va a actuar de él mismo en algunos tramos, y se guarda el cierre con episodios oníricos donde se le aparecen personajes seleccionados. En el primer programa estuvo Mike Amigorena, y fue su padre por un ratito. “Ojalá resulte”, dice Mex, aunque parece que ya no espera que todo salga como se lo imagina.
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