
Sucede que sentados a una de las mesas del restó Juana M, cenando a la luz de las velas y charlando con complicidad en la fría noche del domingo 16, se encuentran Mike Amigorena (37) y Carla Peterson (34). A esta altura, ellos no sólo son los ex protagonistas de Los exitosos Pells, sino también dos de los personajes más buscados por la prensa desde que él le declaró a ella, públicamente, su amor. “¡Estoy enamoradísimo! Se llama Poy, y no paro de decírselo”, confesó en el programa Tiene la palabra, de TN, para enseguida mirar a cámara y repetir: “¡Poy, muero por vos!”. Luego, gracias a la ayuda de los benditos archivos televisivos, se descubrió que Poy era el apodo de Carla, y si bien Mike intentó volver sobre sus palabras de amor diciendo que la chica en cuestión se llamaba Constanza –segundo nombre de Peterson–, sólo embarró más la cancha.
Finalmente, al excéntrico actor no le quedó otra alternativa que confesar, o mejor dicho confirmar, el nombre de la mujer que le quita el sueño: “Poy es Carla, me agarraron. La verdad que nunca pensé que este tema iba a tener semejante repercusión. Imaginate que cuando lo dije en el programa lo dije muy para ella, era algo codificado para ella. Soy de hacer esas cosas y soy así, enamoradizo. Ya había terminado la grabación de la tira. Me enamoré de su ausencia”. Carla, por su parte, prefirió sonreír incómoda ante las cámaras, y decir: “Mike es así. Lo reté todo el año por actitudes como ésta”. Además, la rubia aseguró seguir en pareja con el francés Julian Hyvrard. Sin embargo, el domingo pasado, tanto el publicista europeo como la empresaria gastronómica Miren Argañarás, con quien Mike saldría hace meses, brillaron por su ausencia.
Mesa para dos. De repente, un flash hace sobresaltar a la parejita de famosos comensales. En la mesa de al lado, un grupo de amigos se fotografían divertidos con su cámara digital. En ese instante, los rostros de Carla y Mike se transforman. Conscientes de que todos los presentes en el lugar los miran de reojo, ellos se muestran atentos a cada movimiento a su alrededor. Pero de todas formas, encuentran en la compañía mutua un momento de disfrute. Ubicados en el sector fumadores, conversan entusiasmados y degustan sus platos. Mike, vestido de sport y sin su habitual y excéntrico look, elige una de las especialidades de la parrilla, mientras Carla, súper sencilla y a cara lavada, opta por el salad bar, pero prueba un par de bocados del platodel señor Pells. Dos amigas en común los acompañan, estratégicamente sentadas para disimular el tono romántico de la noche, y poco participan de la charla.
Por su parte, Amigorena y Peterson se miran cómplices… todo el tiempo. Tras la cena, deciden no pedir postre y el actor enciende un habano, que seductoramente le pasa a Carla. Juntos, comparten el puro cubano mientras esperan la cuenta. Resulta imposible pensar que no escuchan los murmullos que despierta su presencia. Es que luego de que esta revista revelara el romántico viaje que los actores compartieron en enero a Punta del Este, el curioso viaje relámpago a Rosario de Carla para ver un recital de la banda de Amigorena, y los rumores que eran moneda corriente entre los ex compañeros y la producción de Los exitosos Pells acerca de los protagonistas de la tira, esta cena a la luz de las velas parece una confirmación de las versiones que hablan de un romance.
Lo que quieras. Se acerca la medianoche, y Mike, todo un caballero, se hace cargo de la cuenta mientras el grupo se dispone a partir. En la salida, la pareja se sobresalta nuevamente por los flashes. Sólo que esta vez no provienen de una cámara amateur, sino de la lente indiscreta de Paparazzi, que los espera en la puerta del lugar para retratarlos. Sorprendidos in fraganti, tratan de sonreír como pueden, se llaman a silencio y se separan abruptamente, sin siquiera saludarse. No vaya a ser que alguien piense que entre ellos hay algo más que una bella amistad…
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